¡Jugamos un adelanto de Kingdom Hearts III!
Seamos honestos. Kingdom Hearts III es un juego que, si nos dijeran que lo esperaríamos durante casi dos generaciones de consolas, no lo hubiéramos creído. Es verdad, hemos tenido ediciones intermedias y spin offs. Pero la tercera entrega de esta aventura que combina la magia de Disney con la de Final Fantasy, anunciada antes de que se lanzaran los actuales sistemas, está por llegar justo cuando se habla del fin del presente ciclo.
Doce años de espera. Cinco con información, escenas y detalles a cuentagotas. Pero Tetsuya Nomura, uno de los hombres clave en Square Enix y en parte responsable de hitos como Final Fantasy VII, está por entregar un ambicioso proyecto. Lo mejor, ya es jugable. Y lo que se pudo probar en una sesión de juego realizada por Square este fin de semana es impresionante.
Sí, corre en consolas actuales. Se ven hermosos los mundos a los que tuvimos acceso. Por ejemplo, el de Toy Story luce, ya en el gameplay, como si estuvieras tomando control de los personajes en las cintas. Tanto el modelado de los personajes como los escenarios están llenos de detalle. La franela que forma el cuerpo de Woody, las articulaciones de Rex y Buzz, el plástico brillante de Sora, Goofy y Donald en este mundo. Incluso el diseño en cada escenario corresponde de manera brillante al de su correspondiente universo.
Son niveles extensos. Muy extensos. Mira, al jugar la secuencia que corresponde a Toy Story pudimos recorrer el cuarto de Andy, un poco del vecindario y, claro, una juguetería. No, no es un mundo abierto. Pero no lo necesitas. Estás en un terreno con muchas cosas por hacer y por explorar. Escondidos por diversos rincones no sólo se encuentran Heartless, sino también referencias. Es más, hay mucho por lograr más allá de pelear con la Keyblade. Es cuestión de que aproveches cada oportunidad, prestes atención y, por supuesto, no te guardes nada.
Pudimos jugar contra dos jefes. Uno fue un Titán de piedra en el mundo de Hércules, cuyo procedimiento para derrotarlo fue muy tradicional: golpea sus piernas y, ya con sus cimientos caídos, ve por la cabeza. Repite el proceso hasta que esté vencido y aprovecha los recursos mágicos a la mano para romper su ritmo. La otra seguro la viste desde el demo de Japón: es una muñeca poseída por el mal que, en el mero estilo de Final Fantasy, pone a prueba tu paciencia, estrategia y tu sabiduría para aprovechar los elementos de combate a tu disposición.
En cuanto al gameplay el combate no sólo es más ágil, sino también mucho más intuitivo. Si de por sí la franquicia estaba muy orientada a la acción, aquí mucho de los ataque especiales con la Keyblades y la magia es prácticamente en automático. Pudimos contar con un martillo de poder, una puño de taladro y hasta yoyos. Sólo basta ejecutar los ataques para hacer daño, mientras con el pad cambias de manera sencilla a la magia (en este caso nos tocaron clásicos como Firaga y Cura) o lo items. Todo sin perder mucho tiempo y volver a los ataques directos sin mucho problema.
La magia se complementa con dos tipos de invocaciones. La primera es de las atracciones que puedes encontrar en los diversos parques de Disney. Pudimos contar con Big Magic Mountain, la cual es una montaña rusa llena de luces con la cual puedes disparar fuegos artificiales a tus enemigos y hacer mucho daño. También con la Mad Tea Cups, las clásicas tazas giratorias locas con las que puedes chocar y hacer destrozos en las líneas enemigas. Otra es de personajes provenientes de diversas cintas, como es el caso de Ralph el Demoledor. No sólo es un sujeto devastador, sino que además puede generar bloques que te sirven por igual como plataforma y como arma. Evidentemente su llegada está anunciada por una referencia increíble a su correspondiente arcade, la cual se ve espectacular.
Pudimos ver muy poco de la historia, eso sí. Sólo el pasaje de Toy Story. Pero tiene mucho sentido la presencia de Sora y los suyos en este universo, al tiempo que las actuaciones de voz en inglés están a la altura de una serie tan querida. Sumado a un excelente trabajo gráfico, así como a una música que no sólo rescata temás clásicos sino que brinda nuevas melodías de increíble belleza (por Yoko Shimomura, nada menos)- Es un festín sensorial que, sin duda, no te puedes perder.
Han sido 12 años de trabajo desde los primeros conceptos. Ha sido integrar nuevos mundos. Se ha construido mucho alrededor de un proyecto. Pero si todo va tan bien como luce, sin duda el resultado final que se proyecta a entregarse en enero próximo valdrá la pena. Mucho. Ten paciencia. Ya mero llega.