Suena a una jugada de mala fortuna o, incluso, a un poquito de karma. Pero sucedió. Un criminal perseguido por distribución de narcóticos estuvo a punto de evadir una persecución policial. Sin embargo, sus intestinos decidieron traicionarlo en el peor momento.
Se escondía de la policía y lo capturan por echarse un gas
El "accidente" lo delató ante el perro que le seguía el rastro

La policía del condado de Clay en Missouri, Estados Unidos, estaba a la caza de un narcotraficante. Para seguir su rastro utilizaron un binomio canino. El acusado se ocultó de los agentes de la ley. Sin embargo, en medio de esta cacería, se echó un gas. Uno ruidoso, de acuerdo con los uniformados.
Utilizando a los policías caninos así como el sonido del, digamos, incidente, la policía pudo capturar al sospechoso. Lo cual, por supuesto, le hará pensar dos veces antes de cometer un crimen y de comer ciertas cosas en caso de atreverse.
No se ha revelado la identidad o la pena a la que este delincuente podría enfrentarse en caso de resultar declarado culpable. Pero ir a la cárcel por echarse un gas suena, a la vez, divertido y extraño.
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