El COVID-19 ha puesto al mundo en un estado de alerta máxima, pendiente a saber si el brote de algún nuevo virus puede suponer un problema mayúsculo. Por esta razón, la aparición de un par de casos de la enfermedad conocida como “Alaskapox” o viruela de Alaska ha llamado la atención en las últimas horas.
Te recomendamos: Niños de taller de la UNAM triunfan en certamen internacional de tecnología
De acuerdo a los reportes del medio Anchorage Daily News, el pasado mes de agosto, en la región de Fairbanks, una mujer visitó el médico después de presentar una lesión de color grisáceo en la parte superior del brazo izquierdo, junto con dolor en el hombro, fatiga y fiebre. Tras realizarle los estudios pertinentes, estos arrojaron como resultado que la mujer padecía “Alaskapox”, una nueva cepa de ortopoxvirus.
La viruela de Alaska, de acuerdo a los especialistas, pertenece a la familia de virus de ADN bicatenario o de doble cadena, la cual puede infectar a animales y, como ha sido comprobado, a humanos.
Los contagios de la enfermedad “Alaskapox”
La “Alaskapox” ha sido contraída por dos personas, una en 2015 y la otra en este 2020; sin embargo, la poca agresividad en los malestares provocados es una buena señal, de acuerdo a Eric Mooring, teniente que pertenece al Cuerpo Comisionado del Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos.
La forma de contagio de este ortopoxvirus aún no está definida, pero no se descarta que los animales sean una pieza importante en ello.
“Nuestra hipótesis principal es que los animales tienen algún papel que desempeñar, pero todavía está en el ámbito de la hipótesis, porque no tenemos evidencia directa”, mencionó Mooring.
Si bien el caso de 2015 y el más actual no tienen relación alguna, ambos comparten similitudes en su desarrollo, como la época en que sucedieron y los padecimientos. “Ambos casos ocurrieron a mediados o finales del verano en residentes de áreas boscosas cerca de Fairbanks”, señaló un informe
“La época similar del año puede ser pura coincidencia, aunque también puede reflejar el hecho de que las poblaciones de pequeños mamíferos estén en su tamaño máximo de población (o cerca de él) a fines del verano y que los humanos en el interior de Alaska pasan más tiempo al aire libre durante el verano que en otras épocas del año”, especificó el informe.
Aunque todavía es una incógnita saber cómo se contagia (solo se descarta que sea persona a persona) la enfermedad de “Alaskapox”, si puede ser un riesgo importante y dónde se originó, Mooring establece que, por el momento, la gente no se debe asustar, pero sí ser consciente de que existe.