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Sinopsis de Victoria

Conoce la historia de Victoria, una mujer que cree que su vida ha terminado tras el abandono de su esposo, pero en realidad está a punto de comenzar...
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Victoria poster

Victoria Santiesteban ( Victoria Ruffo) acaba de cumplir 50 años y es una mujer que podría decirse, feliz. Está casada con el prestigioso abogado Enrique Mendoza ( Arturo Peniche), quien tiene uno de los bufetes legales más poderosos del país, y es madre de tres hijos: Paula ( Geraldine Bazán), Santiago ( Ricardo Abarca) y Mariana ( Laura Perico).

Sus tres hijos viven aún en la casa, una mansión que ha estado en los Santiesteban por generaciones.

Victoria pasa sus días en su cómoda hacienda colonial, situada a las afueras de la ciudad, donde goza de un amplio espacio para cultivar su amor por las flores y las plantas. Ella no tiene mayores preocupaciones aparte de atender a su marido, para quien se encarga de que todo esté perfecto, y cuidar de sus hijos.

Su vida habría seguido siendo esa rutina apacible, de no ser por la noticia que la angustiada Camila le trae un día lo cual cambia por completo su existencia: Enrique tiene una amante con la que tiene una relación desde hace 2 años. Para Victoria enterarse de esto es un golpe que la deja sin aliento y peor teniendo en cuenta que es el día que está a punto de celebrar su aniversario de bodas número 25. Al confrontar a su marido Enrique no tiene más remedio que decirle la verdad.

La mujer que le está quitando a su marido es casi 20 años más joven que Victoria y aunque su marido promete que abandonará la relación, Victoria sabe que su matrimonio corre peligro.

Tan sólo unas semanas más tarde Victoria tiene que enfrentar la terrible decisión de Enrique: abandonar a su esposa y familia e irse a vivir con Tatiana ( Andrea López), su amante.

Al comienzo Victoria cree que su vida ha terminado y la situación se empeora aún más pues sus hijas, heridas por la situación, culpan a su madre de no haber sido capaz de retener a su esposo y obligarlo a buscar en otra parte lo que no encontraba en ella.

El único que se pone de su lado es Santiago, quien ha llevado siempre una tensa relación con su padre debido a la profesión que decidió seguir, y es quien la tranquiliza y le ofrece su mano para seguir adelante.

Victoria también cuenta con el apoyo de sus amigas, especialmente de Camila, una mujer libertina, separada hace años y quien cambia de amante - siempre jóvenes - cada vez que se aburre. Camila le hace ver a Victoria que tal vez ésta es una oportunidad para reiniciar su vida, pero para Victoria es casi imposible pensar que a su edad exista algo como un recomenzar.

Lo que no se habría imaginado, ni en el sueño más loco, es que muy pronto conocería a un hombre que le hará sentir que tener 50 años no significa que la vida ha llegado a su punto final.

Jerónimo Acosta ( Mauricio Ochmann), de 34, ve en Victoria a la mujer y no a los años. Ve la dulzura de su alma y no las arrugas de su frente y en cada estría de su cuerpo antes que una marca desagradable,  Jerónimo ve una medalla a cada hijo, y al milagro de haberle dado la vida a un ser humano.

Sin quererlo y muy a su pesar, Victoria comienza a enamorarse de este hombre maravilloso que desnuda su propia alma buscando la de ella, y todo esto bajo la severa crítica de su madre Mercedes, una mujer tradicionalista que considera casi un pecado mortal lo que Victoria está haciendo.

Victoria no sólo tendrá que enfrentarse a la crítica de sus hijas, quienes se avergüenzan de que su madre le dé rienda suelta a una pasión que para ellas está reservada para los jóvenes, sino también a su marido, que lo considera un despropósito y un atentado contra su propia imagen.

El amor de Victoria y Jerónimo tendrá que sortear, entre muchas cosas, las innumerables dificultades de los hijos de Victoria, la rabia de Enrique y luego su deseo de regresar al lado de su esposa, la oposición casi enfermiza del pequeño hijo de Jerónimo, quien aún sueña con ver a sus padres reunidos de nuevo, y la propia preocupación de Victoria de saber que un amor como el suyo con Jerónimo implica sacrificios muy grandes de parte de él, quien sin embargo está dispuesto a todo por ella.

Al final, Victoria tendrá que enfrentar la decisión de si casarse con Jerónimo, quien sueña con ese día, y consumar en una unión su eterno y profundo amor por él, o si dejarlo ir para que vuele sin ella.

La decisión de Victoria será la de un corazón generoso y entregado al sentimiento. El de un corazón que gracias a un hombre, se da cuenta de que la vida no termina a los 50, ni a los 60, ni a los 70, sino que a cualquier edad la vida bien puede volver a comenzar…

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