Así es la vida de un agente encubierto

Fuente: Vice

Ser un agente encubierto es uno de los trabajos más peligrosos. Eso de infiltrarse en las organizaciones criminales más violentas, no suena nada seguro para alguien que solo quiere recopilar información sin terminar asesinado y en cambio, tenderles trampas.

Durante 26 años, Bob Hamer se dedicó a ofrecer ese servicio para la FBI. Según lo relata, se hizo pasar por narcotraficante, asesino a sueldo, ladrón de casas, pedófilo, jugador degenerado, traficante internacional de armas y delincuente de guante blanco. Todo esto suena a algo que veríamos en una película, pero es la vida real.

Al ser cuestionado sobre cómo es que uno empieza a infiltrase en una organización para conseguir contactos y cumplir un encargo, menciona: "En la mayoría, tenía un informante que me presentaba. Por lo general era alguien que cumplía sentencia y colaboraba con nosotros para atenuar la condena".

Pero, ¿qué implica el meterse al papel de una persona sin escrúpulos? "Tienes que ser capaz de ver la cara bondadosa de una persona para sentir cierta atracción por ella. Los delincuentes huelen el miedo y el odio. De algún modo tienes que ser capaz de entenderlos, ya sea un pedófilo o un traficante de drogas o armas", comenta Hamer.

Finalmente, ¿cómo es que se readaptó a su realidad después de una operación? "Puede parecer una tontería, pero ocuparme con un caso de tráfico internacional de armas después de estar en contacto con pedófilos fue un ejercicio de catarsis", concluye.

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