Cuando el anime nos habló de lo que es vivir un sismo
Japón es un país en el que los sismos son una constante. De hecho, igual que en México, no dejan de ser relativamente frecuentes los terremotos de alta magnitud. Sabemos ya que, en este país, la cultura es retratada de manera constante en series de anime y manga. La cultura para prevenir desastres, por supuesto, no podía quedarse atrás. Es el caso de Tokyo Magnitude 8.0.
Cierto, no es una serie que esté en el radar de muchos. Así suele suceder con las historias que hablan de la vida cotidiana y no vienen con las fanfarrias de popularidad que hay en otras producciones. Pero es una de las series mejor construidas de su tiempo. A casi 10 años de su estreno en Japón, en julio de 2009, aún puede darnos una lección o dos de lo que significa responder a una tragedia de este tipo.
La serie está construida en torno a la suposición de qué sucedería si Tokio fuera golpeado por un sismo de magnitud 8.0. Los hermanos Mirai y Yuuki Onozawa son chicos nipones comunes. El más pequeño, Yuuki, es un apasionado de la robótica y le pide a su hermana que lo lleve a un museo. Mirai, viviendo los altibajos emocionales de la adolescencia, escribe en su celular el deseo porque el mundo se venga abajo.
Justamente eso es lo que ocurre: el mundo, como lo conoce, se desmorona con un sismo de magnitud 8.0.
Los pequeños tienen que regresar a casa, la cual está al otro lado de la ciudad. Esto mientras se dan cuenta de la devastación y las víctimas que ha dejado la catástrofe en el entorno. Los servicios básicos están interrumpidos, así que no tienen contacto con su familia. Mientras tanto, se reportan intensos incendios en varias partes de la capital nipona.
Mari, quien es una motociclista, es quien acompaña a los niños. Ella también tiene su nudo en la garganta: tiene una hija pequeña, está lejos de ella y, para colmo, la zona donde vive se está incendiando. Pero ella es quien debe mantener la calma, porque al final no es la única que quiere reencontrarse con su familia.
Es verdad, uno podría pensar que la historia (con giros brutales que partirán tu espíritu en dos) es demasiado dramatizada. Pero basta recordar que, cuando Japón fue golpeado menos de dos años después con un sismo de magnitud 9.0, hubo quien indicó que esta serie fue, nada menos, una predicción de lo que podría suceder. De cualquier manera, es una muestra de que en cualquier parte del mundo, cuando la necesidad llama, hay héroes anónimos dispuestos a dejarlo todo por salvar a los demas.
Un recorrido emocionalmente agotador, pero sin duda una de las obras más interesantes y mejor hechas de la animación japonesa en un buen tiempo. Si tienes la oportunidad de verla, te lo recomendamos mucho. Vas a llorar, te lo garantizamos. Pero también vas a aprender.